Las plagas no son normales en la Naturaleza. De hecho, su aparición está íntimamente relacionada con la intervención humana, por lo que solo comprendiendo qué hemos desequilibrado al intervenir, podremos hacer desaparecer el problema. En el caso de la agricultura, el desarrollo de plagas y enfermedades en un cultivo puede venir determinado por factores genéticos y/o ambientales. Para el caso de los genéticos, buscar variedades locales del cultivo en cuestión nos dará ventajas frente a estos problemas, ya que estas variedades suelen ser más fuertes y resistentes que las comerciales al haberse criado y seleccionado en ese mismo ambiente durante generaciones. Para el caso de los factores ambientales, aquéllos que potencian el desarrollo de plagas y enfermedades son básicamente dos:
– Una baja biodiversidad alrededor de nuestro cultivo o cultivos principales
– Un suelo alterado, pobre o en mal estado que provoque malnutrición del cultivo. Esta malnutrición también puede ser derivada del uso de fertilizantes químicos, los cuales tienden a generar un desequilibrio nutricional en las plantas.
A estos dos factores habría que añadirles el efecto que las variaciones climáticas pueden tener en promover el crecimiento poblacional de unas u otras plagas o enfermedades. De hecho, esto se ha visto especialmente agravado en los últimos años debido al Cambio Climático. Sin embargo, si trabajamos con cultivos de variedades locales, una buena biodiversidad junto a los cultivos y un suelo fértil libre de fertilizantes químicos, los problemas que pueda crear el Cambio Climático se verán más amortiguados.
La agricultura convencional actual implica la simplificación y reemplazo de la biodiversidad natural por un pequeño número de plantas cultivadas (los monocultivos), gestionadas de forma industrial y sin ningún tipo de planificación ecológica. Esto trae consigo numerosas consecuencias ambientales como la disminución de la fertilidad de la tierra, el aumento de la erosión, la contaminación de los acuíferos o el desequilibrio ecológico, que lleva a su vez a la aparición y aumento de plagas y enfermedades. Todas estas consecuencias ambientales tienen un efecto rebote sobre el propio monocultivo. Y es que, al mismo tiempo que numerosas especies autóctonas pierden su hábitat a causa de este tipo de gestión, los/as agricultores/as pierden a sus grandes aliados para el control de las plagas y enfermedades (la llamada Fauna Auxiliar). Esto genera un círculo vicioso, en el que la ruina del Medio Ambiente y la de los/as agricultores/as van de la mano. Suelos cada vez más infértiles y plagas y enfermedades en aumento les obligan a corto plazo a gastar más y más dinero en pesticidas y fertilizantes químicos que a su vez arruinan más el Medio Ambiente, llegando incluso a largo plazo a tener que abandonar sus propios terrenos. Ante este panorama tan desolador y para salir de este círculo sin fin, se hace necesario abogar por otro tipo de agricultura.
Debemos poner la vista en una nueva agricultura más soberana, que ponga la biodiversidad (la vida) en el centro, que se integre con el entorno y que permita a las personas que viven de ella obtener una mayor dignidad profesional y solvencia económica.
Larva de cecidómido comiendo arañas rojas. Estas larvas son muy voraces, siendo capaces de controlar las poblaciones de este ácaro.
…disminuye drásticamente las plagas y enfermedades de forma natural, y con ello la necesidad de compra y uso de pesticidas industriales,
…acaba con la erosión del suelo, ya que al haber más raíces que lo retengan, la lluvia no puede arrastrarlo,
…y aumenta además la fertilidad del mismo, y con ello los nutrientes y el agua disponibles para los cultivos, disminuyendo la necesidad de compra de fertilizantes químicos y la frecuencia de los riegos.
Nuestro desafío será restaurar nuestro sistema agrícola con la suficiente y adecuada biodiversidad como para favorecer la autoregulación de las plagas y enfermedades y producir cultivos sanos y de calidad. En este sentido, la introducción en nuestras fincas de infraestructuras agroecológicas bien diseñadas juega un papel fundamental, ya que no solo nos ayuda a aumentar la biodiversidad sino que lo hace de forma dirigida para conseguir los mejores resultados en el menor espacio posible.